V Estudio de redes sociales en Centroamérica y el Caribe

iLifebelt ha hecho público el V Estudio de redes sociales en Centroamérica y el Caribe y de ello hablo en mi columna en Metro de esta semana. Pasen y lean:

V Estudio de redes sociales en Centroamérica y el Caribe, por Marta García Terán

Por quinto año consecutivo, desde iLifebelt es puntual a la hora de socializar el estudio de redes sociales en Centroamérica y el Caribe, en el que revelan siempre hallazgos y resultados que dan un poco de luz a las dinámicas ligadas al acceso a Internet y uso de redes sociales de la población de Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Panamá, República Dominicana, y por supuesto Nicaragua.

iLifebelt es una organización que promueve la innovación, investigación y la capacitación en temas relacionados a los medios digitales. Como dicen en la introducción de este último informa, dentro de su línea de investigación se encarga de preparar estudios y análisis técnicos en materia de uso de Internet y Redes Sociales en América Central (los llamados “Estudios iLifebelt”) a través del Observatorio de Audiencias Digitales de Centroamérica.

Los datos generales que nos encontramos es que en los países del estudio, seis de cada diez personas que utilizan redes sociales son hombres. Las únicas excepciones son Panamá y Honduras donde la mayoría de las usuarias son mujeres.

Las y los jóvenes de 21 a 30 años son el principal grupo etario en Redes Sociales Centroamérica y el Caribe, algo que es normal en términos de adopción tecnológica de entre las y los “millenials”. El 30.5% son estudiantes, (coincide con las edades de quienes más se conectan), y el 64.2% tienen trabajo, bien por cuenta ajena (41.5%) bien por emprendimiento (22.7%). El poder adquisitivo es clave, como se puede observar, para poder conectarse a Internet.

No puedo hablar del resto de países, pero sí que en Nicaragua el costo para acceder a servicios de Internet sí es elevado en comparación, por ejemplo, al salario mínimo, lo que impide que la gente pueda costearse este servicio. Esta es seguramente una de las razones por las que solamente 4 de cada 10 mujeres están conectadas, tradicionalmente tenemos peores sueldos o realizamos trabajos que ni siquiera son remunerados, como los de cuidados.

El 61.1% de las personas conectadas a redes sociales cuentan con estudios universitarios, 44.6% están estudiando o han completado la licenciatura, mientras que un 16.5% están estudiando algún posgrado o están en proceso. La realidad evidente en la región es que las personas que no tienen estudios superiores tienen menos posibilidades de acceder a Internet.

El 58% de las personas encuestadas acceden a Internet desde su casa y el 31% desde el trabajo, y el 83% afirma que accede para obtener información. Entre los usos y costumbres, 71.5% entran en redes sociales, 62.4 revisan su email y 56.2% ven vídeos en línea.

Dato del uso de Facebook en Centroamérica en 2015, en el V Estudio de redes sociales en Centroamérica y el Caribe de iLifebelt.

El 90.2% utilizan Facebook, 18.2 millones de personas en esta red social. Si bien Guatemala y República Dominicana, son los países con la mayor cantidad de personas que utilizan Facebook con más de tres millones y medio cada uno, Nicaragua cuenta con 1.500.000 personas. El 58.8% afirma conectarse a redes sociales “todo el tiempo”, seguramente relacionado con que el principal dispositivo ya es el Smartphone con un 67.3%, 58,2% con sistema operativo Android.

Entre las sorpresas de este informe es la penetración de redes sociales emergentes en Centroamérica y el Caribe precisamente ligadas con los celulares. WhatsApp es utilizado por un 63.6% de las y los encuestados. La siguiente es Instagram con un 43.2%.

El único inconveniente es que el informe no cuenta con una segregación de datos a nivel geográfico, por lo que no podemos conocer si Nicaragua está siguiendo las tendencias que marca el informe o continúa con las brechas identificadas en años anteriores.

Lo que sí podemos observar gracias a este esfuerzo de iLifebelt es que el tipo de persona que en la región accede a Internet es un hombre de entre 20 y 30 años, con estudios universitarios y empleo, desde su casa, seguramente porque mientras él navega, hay una mujer que se hace cargo del hogar.

Ahora la pregunta es si vamos a hacer algo para terminar con esta brecha impuesta a las mujeres, menos empleos, dinero y acceso a Internet, y si nos vamos a plantear cómo conseguir que otros grupos en situación de vulnerabilidad también accedan a Internet, como las niñas, niños y adolescentes, personas con discapacidad, personas de origen étnico, adultas mayores, etc. Reflexionemos.